Buenos Aires y una oferta musical de calidad
Mucho esfuerzo se invirtió para que, a pesar de todo, hubiera temporada 2007

"Un crítico que no opina es un contrasentido". Esta sencilla sentencia definió el ideario del crítico musical mas sapiente, versado e influyente del siglo XX en Argentina. Muchas de sus notas las agrupó en un libro MUSICA EN BUENOS AIRES, Ed. Sudamericana), pero decenas más quedaron simplemente en los periodicos de la epoca.Tenemos en nuestros archivos más de seiscientas de esas piezas doradas y publicaremos muchas de esas gemas devalor perenne. Creemos que, como tributo a tan importante personalidad,ha llegado el momento de volver a poner a la consideración pública aquellos trabajos,pruebas incontrovertibles de un estilo sin compromisos que hoy está extinguido; y con un bagaje de conocimientos, además de una pluma singular) que pertenecen a una era dorada
importantes o polémicos representantes. Markewitch, a juzgar por el concierto de anoche, es importante pero no es polémico. Tiene la natural preeminencia del músico que conoce bien su oficio, que tiene una formación cultural de amplias perspectivas y que se dedica a una actividad con éxito. Su labor no tiene, sin embargo, aristas o relieves que inciten a la discusión con respecto a su categoría como intérprete. Tiene, como todo ser que se dedica a ejecutar música, aspectos que pueden parecer positivos a algunos y negativos a otros.
intérpretes ingleses y contrario al enfoque de los germanos; una sinfonía de Schubert, en re mayor, la tercera que constituía además una primera audición en Buenos Aires, que fue vertida con escrupulosidad y poca poesia; la suite de "Turandot" de Busoni, que va desde cierta originalidad orquestal hasta una trivialidad sin límites; una "Arietta con variazioni" que es una transcripcion para orquesta de cámara del segundo tiempo de una sonata para piano que José María Castro compuso en 1931 (pareciera que la producción sinfónica argentina es tan pobre que debe recurrirse a transcripciones, cosa sumamente cuestionable); y por último los "Cuadros de una exposición" de Mussorsky, en la orquestación de Ravel que, a mi parecer y pese al esfuerzo de la orquesta, fue el punto más debil de la noche en cuanto a versión. Markewitch los dirigio en blanco y negro. En vez de cuadros parecían litografías. Usó ciertos "tempi" poco atractivos porque no agregaban nada a la natural intensidad y estímulo de la obra, deformando en cambio la fluidez de ciertas frases y, por último, los expuso sin esa tensión rítmica interna que nace de la justa respiración, y que constituye uno de los toques más dramáticos de la obra de Mussorsky.
Hay ocasiones en que me gustaría modificar ese dictum."Solo sé que poco sé" por un simple y llano "Solo sé que no sé nada". Desde pequeño me enseñaron que cantidad no es calidad; que cultura es simplemente eso, no con subdivisiones como cultura popular, cultura elitista y demás; también me predicaron que escuchara sin prejuicios; que no juzgara soliviantadamente. Y finalmente, aunque fuera la primera enseñanza recibida, que no mintiera.