Cuando el insigne Solomon se anotició de la muerte de su estrecho colaborador y amigo Issay

A partir de ese momento compartió en Dresden el podio con Fritz Busch. Se presentó en salas de concierto y operísticas en Berlin, Hallé, Estocolmo, Helsinki y Leningrado. De 1924 a 1927 trabajó en la Volksoper de Viena y el año siguiente fue titular en Sofía y hasta 1931 en Oslo. Al establecerse en los EE.UU. compartió podio con la Sinfo-filarmónica de New York y fue titular (1933-34) con la Sinfónica de San Francisco. Compartió esta actividad con sus legendarios conciertos en Oslo hasta la ocupación nazi de Noruega. Fue titular de la recién fundada Sinfónica de Palestina recibiendo como invitado a Toscanini (ambos profesaban mutua admiración) y dirigió en Budapest (1936-39) y hasta fin de la guerra, en Estocolmo y Göteborg.
Tras la contienda multiplicó sus actividades en toda Europa, teniendo como puntos salientes sus Boris en La Scala y Covent Garden. Muchas de las óperas por él conducidas las producía y escenografiaba él mismo. Fue un compositor prolífico.

Puntales de su profusa discografía: sus impecables e inpiradas colaboraciones con -¡nada menos!- Schnabel, Solomon, Medtner, Huberman, Neveu y Flagstad; sinfonías del repertorio clásico; todo lo que grabara de música rusa(sin excepciones) y su legendario y hoy todavía insuperado Boris con Christoff.
Otra egregia figura de la batuta fue Nikolai Malko (1888-1961) nacido en Brailov y educado

Entre 1926 y 1929 fue titular de la Ópera y la Filarmónica de Leningrado donde sucedió a Glazounov. Estrenó en 1926 la 1ª Sinfonía de Shostakowitsch y luego paseó su arte por toda Europa y los EEUU estrenando obras de Prokofiev y Shostakowitsch. Se radicó en Londres, viajó a Sudamérica y fue titular de la Ópera Real de Dinamarca (1928-32), país que lo veneraba como propio. Entre 1932 y 1955 volvió regularmente a esa tierra. Toda la 2ª Guerra Mundial se exilió en EE.UU. cuya ciudadanía tomó en 1946. Allí dio conferencias y dirigió orquestas principales, destacando sus conciertos de verano en Chicago. Yorkshire (Inglaterra) lo tuvo como titular de su orquesta entre 1954 y 1956. Su último periplo lo llevó a Sydney (1956 hasta su muerte).

Admirable su claridad, balance y estilo. Se lo asocia, lógicamente, con las magníficas versiones de música rusa pero debemos destacar sus interpretaciones de los clásicos, de Haydn a Brahms.
De su profusa discografía mencionamos sus definitivas Scheherezade y las últimas sinfonías de Tschaikowsky; una increíblemente autoritaria 9ª de Beethoven; toda la profusa cantidad de grabaciones de música rusa y algunas piezas de Mendelssohn, Grieg y Sibelius, con total comprensión del lenguaje. Para enamorarse de

Dobrowen y Malko, del siglo 19, perduran hoy y es nuestro deber que estén al alcance de aficionados y profesionales.
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