jueves, mayo 14, 2009

Pedro Pablo García Caffi & Enola Gay

El burócrata que la burocracia del ejecutivo de la ciudad ha puesto para dirigir -o destruir- el Teatro Colón, está llevando a cabo su cometido con atilana paciencia y devastadora minuciosidad.
Los políticos que tuvieron la impericia de designarlo, y que serán juzgados por la posteridad, parecen no haber comprendido que el gran teatro podrá depender administrativamente de la Ciudad, ex Municipalidad, pero que histórica, artística y espiritualmente es patrimonio nacional.
De forma tal que el solo intentar su destrucción es un delito federal del cual no deben salir indemnes los responsables.
Resulta una consecuencia lógica de quienes hoy son políticos pero ayer estuvieron vinculados al balompié el pensar que se puede juguetear con fondos ajenos y tener impunidad. Demos como meros ejemplos el fondo bursátil que la gestión Macri creó para Boca y debió cerrar; o los millones de dólares (¡¡¡!!!) que el señor Rodríguez Larreta padre gastó para darse el gusto de traer a Julio Villa de Tucumán a Racing...: está todo dicho.
Esta es la gente, o sus descendientes, empeñada en convertir al Colón en un ente autónomo y, según varios, en un shopping artístico.
El burócrata nuevo director comenzó por humillar a los empleados del Teatro en la Legislatura; siguió humillándose a sí mismo con declaraciones públicas que prueban que, en este menester, no sabe diferenciar un burro de una gallina; continuó transladando los archivos de audio y video vaya a saber adónde y al cuidado de quién; y remata-al menos por ahora- su faena trasladando a cientos de empleados del Colón a otras dependencias municipales que nada tienen que ver con el arte, como si fueran meros figurones ocupa-puestos como él.

¿CUÁL SERÁ EL PRÓXIMO PASO PARA ACABAR CON EL TEATRO COLON?
Dado que, verbigracia, este año se conmemoran sendos bicentenarios de Haydn y Mendelssohn, hubiésemos preferido poner en el título de esta nota sus nombres al lado del de García Caffi.
Empero, y a tenor de lo que va de su gestión (que confiamos sea lo suficientemente breve como para evitar el arrasamiento total), lo hemos colocado al lado de un nombre de mujer, tristemente célebre: Enola Gay. Era la madre de un piloto. Que le puso al avión que piloteaba el nombre de su mamá. Se trataba del avión criminal que lanzó las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, las únicas bombas nucleares arrojadas contra seres humanos en la historia de la humanidad...

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