Hace unos años, un oyente llamó al programa que tenía Pablo Kohan en Radio Nacional los sábados por la tarde y elogió la musicalidad de Solomon, cuyas grabaciones completas estaba difundiendo la emisora con gran éxito. La respuesta del conductor fue que a él "No le interesaban los pianistas de antes".
Los tsunamis nunca son iguales, siempre cambian. Las dos columnas de "Allegro" que firma hoy PK hoy en La Nación prueban o que el escritor cambió sus gustos o que acrecentó su cultura musical.
Lo importante es que PK se haya dado cuenta que hablar de los pianistas antiguos no es ni pecaminoso, ni infeccioso.
jueves, noviembre 06, 2008
domingo, noviembre 02, 2008
Y bueh! .... es lo que hay
La Novena de Beethoven es sagrada. Comprendemos que ya no podemos verla y escucharla por televisión (ocasionalmente en dvds) por Toscanini, Horenstein, Klemperer, Karajan y otros , aunque sí refugiarnos en las versiones en discos de vinilo o compactos de Walter, Furtwängler, Kleiber, Busch, Leibowitz, Leinsdorf, Mengelberg, Weingartner, Jochum, Böhm, Abendroth, Fricsay, Szell, Monteux, Munch, Ormandy, por solamente citar algunas muy calificadas.
De ahí que verla y escucharla en el Canal "B" (de Barenboim, pues parece que sólo consiguieran videos del argentino-israelí-británico-alemán ahora palestino) conocido como Film and Arts dirigida por el hiperpromocionado Barenboim resultó deprimente: una visión laxa, anodina y arbitraria, superficial como casi todo lo que toca o dirige-, con algunos solistas en noche deplorable- como la soprano, casi sin fiato y con abuso del portamento para llegar a los agudos- y un show mediático montado para el final, con reparto de flores incluido.
Comprendemos que ya no hay gigantes. Y que la tele entregue lo que se produce hoy. Por eso, nuestro título, resignada expresión de moda entre nuestros adolescentes...
De ahí que verla y escucharla en el Canal "B" (de Barenboim, pues parece que sólo consiguieran videos del argentino-israelí-británico-alemán ahora palestino) conocido como Film and Arts dirigida por el hiperpromocionado Barenboim resultó deprimente: una visión laxa, anodina y arbitraria, superficial como casi todo lo que toca o dirige-, con algunos solistas en noche deplorable- como la soprano, casi sin fiato y con abuso del portamento para llegar a los agudos- y un show mediático montado para el final, con reparto de flores incluido.
Comprendemos que ya no hay gigantes. Y que la tele entregue lo que se produce hoy. Por eso, nuestro título, resignada expresión de moda entre nuestros adolescentes...
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