lunes, marzo 31, 2008

Tres edades, dos tragedias .....

Se da por aceptado el aserto de las llamadas “tres edades” en los directores de orquesta: las muertes prematuras, las muertes a mediana edad y las muertes a la vejez. Las largas vidas de Toscanini, Stokowski, Monteux, Böhm, Jochum o Beecham van paralelas a los decesos a mediana edad y en plenitud de Kabasta, E. Kleiber, Busch, Mitropoulos o van Beinum. Pero lo que constituye dos tragedias irreparables es la desaparición prematura de sendos genios, a priori destinados a la gloria en la vejez que se transformó en la gloria joven aunque frustrante por la decisión del destino: Ferenc Fricsay y Guido Cantelli.

El temperamental Fricsay (1914-1963) nació en Budapest, estudió con Kodaly y Bartok y dirigió su primer concierto a los quince. Ya de niño era capaz de tocar cualquier instrumento de la orquesta salvo el arpa. Dirigió en Szeged de 1935 a 1945. Ese año condujo por vez primera en la Budapest liberada del Eje y atada ahora al yugo de Moscú. Resolvió emigrar a Alemania donde, en 1949, fue nombrado titular de la Opera de Berlin y de la Orquesta RIAS a la que elevó a niveles insospechados como prueban sus muchas grabaciones. Debutó por azar en Salzburg reemplazando al enfermo Klemperer y entre 1949-1952 dirigió la Opera de Munich, la que abandonó por disidencias con la administración. Viajó y dirigió en toda Europa, los EEUU y Sudamérica (también llegó a Buenos Aires). Se estableció en Berlín donde murió de cáncer a los 48 años.
Sus máximos logros de una fonografía muy extensa son Orfeo y Euridice, Fidelio y Flauta Mágica, los clásicos ligeros vieneses y sus insuperados registros de Strawinsky, Kodaly y Bartok que sólo por su relevancia singular ponen a un lado a las grandes versiones de obras sinfónicas de los clásicos. Su técnica era inmaculada, su paleta luminosa y su temperamento pujante y mercuriano. Verlo ensayar El Moldava es una cátedra imperdible.

Guido Cantelli (1920-1956) fue mucho más que un protegido de Toscanini: fue quien nos permitió intuir al joven Toscanini que nunca escuchamos (pues hizo sus primeros discos a los 54 años) ya que el Maestro decía que el joven Guido le hacía acordar a su propia juventud. Pero Cantelli, además, tenía credenciales propias muy valiosas: técnica perfecta, paciencia ilimitada para ensayar y versatilidad estilística. Nunca un desborde temperamental sin control ni pozos de desinterés. Ese desgraciado accidente aéreo en Orly nos ha privado del talento más prometedor de la segunda mitad del siglo XX.

Nacido en Novara integró una banda de pequeño y cultivaba el órgano. Convocado al ejército en 1943 se rehusó a apoyar a los fascistas y pasó dos años en un campo de concentración en Stettin. Su salud se deterioró y lo transfirieron a Bolzano desde donde escapó a Milán. Fue recapturado y condenado a la horca, de la cual lo salvó la liberación de Italia. Se estableció en Milan (La Scala) y, entre otras orquestas, dirigió la Philharmonia y las mejores orquestas de los EEUU.

Puntos salientes de su discografía son los registros en vivo con la Filarmónica de New York y la NBC, omnicomprensivos e inspirados, verdaderos modelos de estilo e interpretación. Su Cosi fan tutte en vivo en La piccola Scala es definitiva. Su muerte le fue ocultada a su tutor Toscanini, que moriría a los 89 años, viejo, retirado y enfermo, dos meses después que su amado Guido.

sábado, marzo 29, 2008

Para abrir los ojos y la mente [Cap. 11]

“Un crítico que no opina es un contrasentido”. Esta sencilla sentencia definió el ideario del crítico musical mas sapiente, versado e influyente del siglo XX en Argentina. Muchas de sus notas las agrupó en un libro (MUSICA EN BUENOS AIRES, Ed. Sudamericana), pero decenas más quedaron simplemente en los periódicos de la epoca. Tenemos en nuestros archivos más de seiscientas de esas piezas doradas y publicaremos muchas de esas gemas de valor perenne. Creemos que, como tributo a tan importante personalidad, ha llegado el momento de volver a poner a la consideración pública aquellos trabajos, pruebas incontrovertibles de un estilo sin compromisos que hoy está extinguido; y con un bagaje de conocimientos (además de una pluma singular) que pertenecen a una era dorada.

Crítica de 1950
“PERSONAL” y “TEMPERAMENTAL”
Orq. Sinfónica del Estado, SERGIU CELIBIDACHE

Las palabras “personal” y “temperamental” han hecho más estragos en la crítica musical que la ignorancia o la complacencia. Han inducido a error a masas enteras de público y han confundido aviesamente el fin con los medios. Se han aplicado y se siguen aplicando con minucioso desenfado para justificar el capricho o excusar la falta de una sólida formación profesional. De mil veces que se escribe que un intérprete es “personal”, novecientas noventa y nueve se quiere decir algo así: “Vea, el hombre es estrafalario y musicalmente muy objetable, pero nadie puede negar que tiene temperamento”. Y pocos se detienen a pensar en esa pirueta del idioma que consiste en hacer creer que el temperamento sirve para algo, aun cuando no se lo utilice en lo posible, para que nada sea objetable.

Anoche, en el Rex, se presentó ante nuestro público dirigiendo la Orquesta Sinfónica del Estado, el director titular de la Filarmónica de Berlín, Sergiu Celibidache, del cual se ha dicho y se sigue diciendo que es un artista “temperamental” y “personal”. Temperamento, si se juzga con los ojos, no le falta a Celibidache. Personalidad y enfoque original de las obras que dirige, tampoco escasean en él. A tal punto su enfoque es personal y original, que algunas de las obras que figuraban en el programa(que fue lo único que no reveló ni personalidad ni originalidad) suenan en sus manos como si fueran distintas de las que conocemos.

El hecho es que Sergiu Celibidache conquistó con su concierto un torrente de aplausos por parte del público y una catarata de alabanzas por la mayor parte de la crítica. Y posiblemente me hubiera conquistado también a mí si en cambio de oirlo me hubiera dedicado a mirarlo. En el podio tiene autoridad, apostura, energía, violencia, imperiosos ademanes, reductoras maneras y manifiestas cortesías con la orquesta. Le brinda al público un espectáculo de categoría y a la orquesta una amabilidad permanente. Pero, como alguna vez dijo un gran músico:”lástima que eso no suene”. Los que lograron escapar a ese hechizo de exuberancia y sugestion física y psicológica comenzaron pronto a descubrir cosas muy extrañas. Descubrieron, por ejemplo, que Celibidache está todavía en esa etapa un tanto elemental de la técnica de la interpretación, que consiste en confundir “crescendo” con “acelerando”, dos recursos expresivos que ya hace tiempo se han descartado como sinónimos. Descubrieron asimismo que Celibidache es incapaz de sostener cuatro compases seguidos en el mismo “tempo”; que la orquesta se le desequilibra en materia de sonoridad porque se dedica a forzar las voces internas como si fueran las principales, y a apagar las principales como si fueran las internas.(Alguien, ingenuamente asombrado, me dijo que nunca había escuchado el diseño de ciertos instrumentos en “El mar” como anoche. Y se me quedó mirando con estupor creciente cuando le respondí que si en una obra sinfónica se pudieran escuchar todas las figuraciones rítmicas y melódicas de todos los instrumentos, eso no sería una obra de arte sino un caos). Hubo momentos en que Celibidache parecía creer que un acento es tanto más expresivo y eficaz cuanto más fuerte suena y se dedicó con tal empeño a sostener esta personal teoría, que la lógica y equilibrio del fraseo se subordinó al logro del más espectacular de los efectos.

Esto no quiere decir que Celibidache sea un improvisador. Por el contrario, tiene un real y efectivo comando de la orquesta. Como se dice “hace lo que quiere con ella”. La maneja con la misma seguridad y empuje de un maquinista que utilizara los más secretos y variados recursos de una locomotora para estrellarla contra los paragolpes de la estacion terminal.

Jorge D'Urbano
Ca. 1950



Perfil de un gigante - OTTO KLEMPERER [1885-1973]


Cuando Walter Legge, el principal productor discográfico del siglo XX y marido de Elisabeth Schwarzkopf fundó la Orquesta Philharmonia en Londres, juntó los mejores músicos de su tiempo y por casi quince años tuvo la mejor orquesta del mundo, aunque (por celos profesionales) eso doliera mucho en Viena, Berlín, Ámsterdam, Chicago, Filadelfia, Boston o New York. Tras ponerla en manos egregias como las de Furtwängler, von Karajan y Toscanini para conciertos aislados, Legge resolvió que la Philharmonia necesitaba un titular. Designó visionariamente al gigantesco OTTO KLEMPERER, al que le programó giras enjundiosas y grabaciones por decenas. Estaba resucitando a un exiliado casi en el olvido. Klemperer dio lo mejor de sí a pesar de la precariedad de su salud y fue deificado por crítica, público...y por el mismo Legge. Hasta que la difícil personalidad del productor le hizo querer interferir en las versiones de Klemperer como lo hacía virtualmente con todos los otros directores que ponía al frente de su orquesta, y que todos aceptaban estas intrusiones (algunos gustosos, otros menos) con tal de pararse frente a semejante orquesta. Klemperer no lo permitió y se produjo la ruptura que, poco después, ocasionaría la disolución de la Philharmonia y su posterior re-bautismo a New Philharmonia, esta vez sin Legge. En el momento posterior a la renuncia de Klemperer, el mismo Legge que lo santificara anunciaba que “con el tiempo, Klemperer será un anacronismo”. El genial director, parafraseando un texto de la Tetralogía (“Immer war Undank Loges Lohn”, o “Siempre la ingratitud fue el valor de Loge”) diría “Immer war Undank Legges Lohn”. Cosas de la vida. Hoy seguimos disfrutando de las maravillosas grabaciones producidas por Legge y de las trascendentes versiones de Klemperer, sin que ni uno ni el otro sean un anacronismo.

La carrera de Klemperer estuvo signada por el infortunio y la mala salud, a pesar de lo cual llegó casi a ser nonagenario. Pero, por sobre todo, la marcó su sapiencia , su versatilidad y su inmenso prestigio. A pesar de su pésimo carácter y acres comentarios, fue siempre muy respetado por sus músicos y sus colegas.

Nació en Breslau, Alemania (hoy caprichosamente Wroclav, Polonia) y llevado tempranamente a vivir a Hamburg y a estudiar a Frankfurt am Main. Uno de sus maestros, Hans Pfitzner, le urgió a dejar su promisoria carrera de pianista y hacerse director ( Klemperer había sido tercero en el Premio Antón Rubinstein de París detrás del joven ganador Backhaus y del joven segundo Bartok). Debutó en 1905 y luego intimó con su protector Gustav Mahler quien lo recomendó para dirigir la Opera Alemana de Praga en 1907. Posteriormente dirigió en la Opera de Hamburgo, Barmen, Strassburg, Colonia y Wiesbaden como titular; y en Barcelona, Roma, Moscú, Leningrado y New York como invitado, todo antes de 1926.

En 1927 fue designado titular de la Opera Kroll de Berlín. Allí estrenó obras de Schoenberg, Weill, Janacek y otros, además de dirigir toda la inmensidad del repertorio sinfónico y operístico tradicionales. Tras recibir la medalla al Artista Alemán debió escapar del nazismo hacia EE.UU. Allí pasó hambre y otras privaciones, trabajando aisladamente en Los Angeles ( muchos de esos registros se preservan). Volvió a Europa en la posguerra para penar conduciendo orquestas poco relevantes. Había sido olvidado hasta que Legge lo volvió a la vida artística. Semiparalizado por la extracción de un tumor cerebral y sufriendo otros males fue un cabal ejemplo de la voluntad venciendo a la desgracia. También visitó exitosamente Buenos Aires.

Puntales de su discografía oficial y privada: el Holandés errante en vivo, su Fidelio con Hotter, las 9 Sinfonías de Beethoven en vivo, el Réquiem Alemán y sus registros (todos) en el Concertgebouw, además de sus legendarias y paradigmáticas traducciones de Bruckner y Mahler en diversos lugares.

Esencial en su visión, por momentos agonístico, su paleta colorística era suya y solo suya. Aunque algunos de sus tempi puedan objetarse, sus versiones siempre tienen el elevado interés que solo concitan los grandes.

Muy recomendable una edición con sus escritos y la biografía en dos tomos de Peter Heyworth.

Fritz Busch - la semblanza de un grande

Los directores actuales no pueden ser comparados con los gigantes de la batuta del siglo XX. Este es un hecho incontrovertible, duela a quien duela. Epítomes como Toscanini, Furwängler, Walter, Klemperer, Kleiber, Busch y al menos dos docenas más que no citamos por cuestiones de espacio no encuentran pares hoy en día.

Dinámico, preciso, inspirado, directo, no artificioso, multifacético, perfeccionista: cualquiera de esos rasgos en un director actual harían de él un gran conductor. Muchos de los directores de antaño poseían esas peculiaridades, en mayor o menor medida. Pero, seguramente, solo Fritz Busch y Erich Kleiber las poseían todas juntas, ubicándose junto al impar Toscanini.

Fritz Busch nació en Siegen, Westfalen en 1890 y murió imprevistamente y en la cima de sus facultades en 1951. Integraba la legendaria familia de músicos, siendo Adolf y Hermann sus hermanos. Ambos integraron el celebérrimo cuarteto de arcos(uno de los mejores de la historia). Adolf, violinista, fundó su propia orquesta de cámara que hizo famosas grabaciones y cofundó con Rudolf Serkin los Festivales de Marlboro.

Fritz era un pianista notable que ofrecía recitales a la edad de siete años. Luego perfeccionó su conocimiento de todos(¡!)los instrumentos de la orquesta, los que logró dominar antes de cumplir doce. Después de estudiar con Steinbach, el famoso amigo de Brahms, comenzó sus actividades en Riga tras unos pocos conciertos en Bad Pyrmont. En 1911-12 dirigió en Gotha y Aachen. Tras ser herido como soldado volvió a esta ciudad, teniendo además grandes éxitos en Jena y Stuttgart. En 1922 suceció a Reiner en la opera de Dresden. A pesar de no ser judío colisionó seriamente con los nazis y emigró en 1933. Era profundamente contrario a aquel regimen, como sus hermanos que se fueron con él (en solidaridad con Serkin, judío y perseguido).

Busch se fue a Buenos Aires donde trabajó en conciertos y representaciones operísticas, guardando gratos recuerdos de sus años en la Argentina, a la que espaciadamente siguió visitando hasta 1945. Cuando notó el enrarecimiento político de aquellos días, cesaron sus visitas. Una de sus hijas vivía hasta hace poco en San Vicente. Venerado a la altura de Toscanini y Kleiber en Argentina, todavía sus temporadas operísticas en el Colón, especialmente las alemanas y verdianas, se recuerdan devotamente.

Sus interpretaciones mozartianas en Glyndebourne son legendarias. Cuando Toscanini dejó la Filarmónica de New York lo recomendó como su sucesor pero Busch no deseaba estar atado a un puesto y no aceptó. En años posteriores, siempre visitó al Maestro en Italia para tomar consejos. Se estableció en Copenhaguen, capital de un país que amaba y en el cual queria morir, lo que no se cumplió.

En sus tiempos de Dresden se hizo famoso como wagneriano y straussiano. A pesar de los ruegos del poder, se negó a dirigir en Bayreuth. Su actividad en el Met es legendaria y está bien documentada en grabaciones. Su discografía es exasperantemente breve. Todos sus discos muestran su inmenso talento y su sabiduría y son modelos de estilo y ejecución. Holmes cuenta que Busch no permitía que sus cantantes portaran anteojos en los ensayos para asegurarse que vieran sus marcaciones en la función.

Grabó con las orquestas de la Radio Danesa, Winterthur, Dresden, Sinfónica y Filarmónica de Londres y Filarmónica de New York y Sinfónica de Viena entre otras. No hay discos o registros en vivo suyos con las Filarmónicas de Berlín y Viena o el Concertgebouw. Su autobiografía, muy disfrutable.

viernes, marzo 28, 2008

Sitio en conmemoración del Centenario Karajan

Un sitio atractivo con información detallada del "Festival" discográfico que este centenario ya ha puesto al alcance del oyente. Este sitio depende de EMI y sólo están aquí las reediciones de las grabaciones de Karajan registradas para este sello. Por ahora comprenden 72 CD's de obras orquestales y otro tanto con su legado operísitico. Un verdadero "FESTIVAL", como lo previmos en nuestro artículo perfil de este gran músico.

De los siguientes links se pueden bajar los contenidos de las reediciones que ya están en las bateas de los comercios en Europa.

http://www.karajan100anniversary.com/pdfs/5099951203825.pdf
http://www.karajan100anniversary.com/pdfs/5099951197322.pdf

lunes, marzo 24, 2008

141 Años

El día miércoles 26 de marzo se cumplen 141 años del natalicio del Maestro ARTURO TOSCANINI. Para muchos el más grande director del que haya memoria grabada, para otros simplemente un grande más: de lo que no se duda es del hecho que fue el Director más influyente del siglo XX.




De los siguientes links es posible bajar gratuitamente dos clips de audio con dos ensayo del Maestro Toscanini [Instrucciones: Entrar en www.rapidshare.com y elegir la opción "Download FREE" y seguir los pasos que indica el sitio]:

http://rapidshare.com/files/10231703/AT_Othello_Rehearsal_DEC1947.rar
http://rapidshare.com/files/7773906/AT_Ballo_Rehearsal.rar

sábado, marzo 22, 2008

Erich Kleiber

Para nosotros al menos, la más grande paradoja de la carrera musical de ERICH KLEIBER(1890-1956) fue que, siendo una figura crucial entre los directores vieneses del siglo XX, jamás fuera designado titular de la orquesta más famosa de su país: la Filarmónica de Viena. Y la pregunta sigue en vigencia: ¿si hubiese Kleiber sobrevivido a 1956, con Furtwängler muerto en 1954, habría competido con von Karajan por dicha titularidad? Posiblemente no. Kleiber no jugaba a la política y las influencias como su insigne colega de Salzburg.

El hecho es que las muertes relativamente tempranas (en una profesión de octogenarios) de los Kleiber, Busch, Cantelli, Fricsay o van Beinum privó a la segunda mitad del siglo XX de una pléyade de batutas ligadas a las ilustres tradiciones de Strauss, Toscanini, Weingartner, Walter, Mengelberg; de directores con técnicas espléndidas y nobles músicos; del eslabón con la vieja guardia. Se rompió la continuidad y la chatura que siguió es la muestra incontrovertible.

Kleiber estudió en Praga y mantuvo por siempre su amor por esa ciudad. Pocos recuerdan, mirando la llamada “foto de los 5 grandes” (una instantánea berlinesa de 1928 con Kleiber, Toscanini, Furtwängler, Walter y Klemperer, que coincidían profesionalmente en dicha capital
simultáneamente [*ver más abajo]) que, detrás de ese Kleiber había pasado una intensa actividad: Darmstadt (1912-19), Barmen Elberfeld (1919-21), Dusseldorf (1921-22) y Mannheim (1922-23). Era un nómade que dirigía el repertorio tradicional así como el moderno, tanto en la ópera como en la sala de conciertos. Sus traducciones de la música de Janacek, Busoni, Liszt, Reger, Schoenberg y otros levantaban tanto entusiasmo como las que ofrecía de Mahler, Mozart o Beethoven. Visitó la Argentina a en 1926 y la URSS en 1927. Amigo íntimo de Berg, dirigía su música y la de otros judíos proscriptos por el nazismo, al que no soportaba.

Como Busch, otro insigne músico, no era judío pero estaba profundamente comprometido contra la interferencia política en el arte. Renunció a su importante cargo en Berlín y dejó Alemania en 1935. En pocos años, el llamado Reich (ridícula denominación ya que la palabra significa imperio y Alemania, aunque espúrea, era una democracia sin emperador...) perdió a Kleiber, Busch, Walter y Klemperer entre sus más grandes directores, por no mencionar a los cantantes, instrumentistas, escritores etc. que voluntaria o forzadamente emigraron; y a las celebridades que no volvieron al país siendo extranjeros.

Después de presentarse como calificado invitado en Bruselas, Londres, Praga, Salzburg y otros importantes centros musicales se radicó en la Argentina y tomó ciudadanía del país. Dejó impresiones indelebles que subsisten en algunos registros piratas y en hemerotecas. Dirigió centenares de conciertos y veladas operísticas. Todavía hoy se recuerdan las temporadas alemanas del Colón con Busch y Kleiber. Entre 1943-46 dirigió en Cuba, volviendo a Europa al terminar la guerra. Ya mayor, prácticamente dejó de dirigir Mahler, Bruckner y muchos modernos excepto Janacek y Berg. Se consagró virtualmente a los clásicos. Asiduo visitante de los estudios de grabación, nunca fue tentado a completar los ciclos de Sinfonías de Beethoven o Brahms, por ejemplo. Las del primero, con una excepción, es posible recopilarlas a partir de grabaciones de estudio y en vivo no oficiales. Siendo aclamado como la quintaesencia de la interpretación mozartiana, oficialmente grabó solamente una sinfonía consiguiéndose un par más en vivo. Fue llamado el director de “las 3 F” (Figaro, Fidelio, Freischütz eran sus especialidades). Afortunadamente su definitivo registro de Figaro, oficial, se consigue, y las “otras dos F” es posible rastrearlas en archivos en vivo. Su registro oficial del Rosenkavalier es piedra de toque y, aparte, se pueden conseguir otros dos del Colón.

Era un purista absoluto en cuando a fidelidad a los textos. Era la feliz combinación de la objetividad con pinceladas improvisativas. Sus ensayos eran obras maestras: les daba los libretos de las operas a los músicos de la orquesta, jamás marcaba las entradas en forma visible al público y se sabía de memoria los nombres y ubicaciones de cada músico. Sus escasos discos de música ligera vienesa son angulares.

Hitos de su discografía: las Sinfonías 3, 5, 6 y 7 de Beethoven con la Orquesta Concertgebouw (¡no las versiones de Londres!), Figaro, Rosenkavalier, Dafne en el Colón, las óperas wagnerianas en el Colón y su Till Eulenspiegel en vivo.

Cuando se despidió de Buenos Aires dirigió el ciclo integral de sinfonías de Beethoven. D’Urbano, el numen de los críticos de su tiempo, escribió en la última crítica a Kleiber en Argentina:

" ...cumplió con el sagrado deber de un buen director: dejar la Orquesta mejor de lo que la encontró".

Esas pocas palabras resumen como nunca a este prócer de la batuta.

Postdata: von Karajan en Argentina

Un lector nos ha pedido ampliar esa información, lo que ya hacemos. Von Karajan realizó una única visita a Bs.As., en 1949, ofreciendo ocho conciertos en el Colón (Orq. Estable) y dos en el Gran Rex (Orq. Sinfónica de Buenos Aires).

En los del Colón dirigió el repertorio standard, con sinfonías de Haydn (104), Mozart (35), Beethoven (3&5), Tschaikowsky (6), Brahms y otros compositores, con tan solo dos novedades: un concierto barroco italiano transcripto por Zino Marinuzzi y Metamorfosis de Richard Strauss, obra recién compuesta. Para cumplimentar el burocrático y desagradable trámite peronista de la obra argentina impuesta dirigió una composición de Carlos Suffern (la demagógica medida de gobierno no mejoró las calidades compositivas vernáculas, por cierto). Los dos conciertos en el Rex contuvieron clásicos vieneses, algo de música ligera y más sinfonías conocidas, entre otras la 5ª de Tschaikowsky y la 9ª de Dvorak.

Su desempeño (tenía entonces 41 años) fue alzado pero no trascendente y, como queriendo revivir su karma de Alemania, fue comparado con el insigne Furtwängler que había debutado en Argentina el año anterior.

Von Karajan nunca volvió, y Furtwängler regresaría en su segunda visita y despedida en 1950.

jueves, marzo 13, 2008

Centenario del nacimiento de un gigante. Año de festejos fonográficos

Herbert von Karajan, de "Wunder" a DIOS, el último de los grandes

El disco, el fonógrafo o como se llame es uno de los milagros del siglo XX que, entre otras cosas - y hablando sólo de los más grandes - nos ha permitido y nos sigue permitiendo gozar de las interpretaciones de varias generaciones de insignes batutas: sus portadores habiendo nacido a mediados del siglo XIX (Toscanini, R. Strauss, F. Schalk); años después , hacia los setenta y ochenta (von Weingartner, Nikisch, Furtwängler, Beecham); y a finales de esa centuria (Monteux, Jochum, Kleiber, Busch, Abendroth, Elmendorff, Klemperer, Krauss, Gui, Coates, Mrawinsky, Mengelberg, Munch, Knappertsbusch, Böhm); así como a los más entroncados en el XX, o cercanos a él (Szell, Reiner, Ormandy, Leinsdorf, Horenstein, von Karajan, Fricsay, Barbirolli, de Sabata, Cantelli, van Beinum). con estas meras citas hemos recorrido los apellidos de, posiblemente, los 33 directores máximos de los dos últimos siglos.


Es lógico que el progreso tecnológico conlleve proliferación de grabaciones. Un ejemplo nos ubica en los dos polos: la primera grabación de la historia de una sinfonía completa, la Quinta de Beethoven (Nikisch, Fil. de Berlín) y cinco ciclos completos de las sinfonías de aquel compositor por un mismo director (von Karajan, Philharmonia y Fil. de Berlin [uno en video]).Cien años tras su nacimiento, su personalidad fuera del podio sigue siendo discutida por entendidos y aficionados pero, en lo que a su legado artístico atañe, hay una cierta unanimidad: fue un grande. Así como es complejo mezclar conductas personales con logros profesionales, es difícil no hacerlo.

Su bautismo como Wunder Karajan (milagro Karajan) sigue siendo sólo un slogan de la prensa. El haber quedado involucrado en las disputas de poder de los poderosos ministros del Tercer Reich, el uno apoyando a Furtwängler y el otro a von Karajan, es un acto miserable que presentó como enemigas a dos inmensas figuras.
Furtwängler, desde entonces, se mantuvo siempre receloso y hostil con relación a von Karajan, en medio de una gran enemistad. El otro mantuvo siempre su admiración por el colega, aunque ocasionalmente hiciera pullas sobre aquel.
Que von Karajan haya sido miembro del NSDAP, como tantos otros, no lo excusa de alegar ignorancia de políticas ominosas y horrendos crímenes contra la humanidad. Lo mismo les pasó a los artistas en la Unión Soviética del asesino de masas Stalin, aunque esté de moda no hablar de ello.

Richard Strauss, por ejemplo, aceptó gustoso su nombramiento a puestos oficiales sólo porque en Alemania se representaban sus óperas más que en cualquier otro sitio (derechos de autor). Seguramente sabía lo que pasaba en su tierra pero prefirió voltear la cabeza.
Pero su estatura como músico no puede ser objetada.
El hecho es que, con el fallecimiento de Furtwängler en 1954, nadie se interpuso a que von Karajan fuese nombrado titular vitalicio de las Filarmónicas de Viena y de Berlín, desplazando a otros muy meritorios directores austro-alemanes mayores en edad que él. Mucho puede criticarse su instinto comercial, pero debe reconocerse que, por ejemplo, la orquesta berlinesa decuplicó sus conciertos y grabaciones (y por ende sus ingresos) gracias a él.
Manejó el más extenso repertorio entre todos sus colegas y sigue siendo el director que hizo más grabaciones y videofilmaciones. Por ejemplo, entre centenares de registros sinfónicos y operísticos, deben incluirse las fundamentales sinfonías de Haydn y Mozart y los ciclos completos de Beethoven, Schumann, Mendelssohn, Brahms, Bruckner y Sibelius. Más obras religiosas y lo más renombrado desde el barroco a los modernos vieneses, pasando por el impresionismo, Respighi o Strauss y música ligera.


El jóven Karajan comenzó una promisoria carrera como pianista (hay sólo un registro suyo tocando) pero al escuchar a Toscanini en Viena decidió convertirse en director. Fue diariamente de Ulm a Bayreuth en bicicleta para asistir a los ensayos del Maestro italiano en el Festspielhaus. Allí trazó su objetivo: tener algún día el legendario sonido Furtwängler y poder acercarse lo más posible a todas las virtudes de Toscanini. Sucedió a Busch en Aachen y fue invitado por Walter a Viena. Fue prohibido en 1945 y desnazificado en 1947. Apadrinado por Walter Legge reinició su carrera, ascendiendo hasta su muerte. Sus primeras grabaciones con Legge, Schwarzkopf, Hotter y la Filarmónica de Viena difícilmente puedan igualarse (Novenas de Beethoven y Schubert, Réquiem Alemán de Brahms).

No sorprende que dedicara tanto tiempo en grabaciones a los clásicos ligeros vieneses, en los que se lo escucha eficiente con la Fil. de Berlín e inspiradísimo con la de Viena.
Estudiando su legado diferenciamos diferentes etapas de su quehacer. La batuta jóven y bulliciosa (desde los primeros discos hasta 1945), elegante, refinado, preocupado por la transparencia y el lenguaje directo. El segundo período, su era con la Philharmonia bajo la égide de Legge, casi solamente interesado en el preciosismo sonoro y enmascarndo mucho, por ejemplo, los timbales. Su tercera época, los vinilos, como maestro de la técnica y la infalibilidad de estilo. Y sus años finales, los de la suprema sabiduría, condensando todas sus experiencias anteriores, cultivando visualmente el ego en los films pero nunca dejando de justificar su estatura de coloso de toda época.
Tuvo la técnica perfecta, el oído absoluto y la memoria infalible, Eso más la genialidad. Su sexto sentido musical fue excepcional. Eligió vivir como un autócrata y sigue siendo mítico.
Fallecido en 1990, había hacido el 5 de abril de 1908.
Las ediciones del centenario le permitirán escuchar a este gigante.

Pedido de disculpas

Los numerosos lectores de La Danse De Puck se habrán asombrado de ver que nuestro sitio no ha tenido actualizaciones durante más de un mes.
Nos disculpamos por quienes no lo hicieron: los servidores FIBERTEL, que por fallas técnicas nunca explicadas, nos dejaron ese lapso sin internet. Por supuesto, como esta es la Argentina impune, atendiendo pésimamente a su cliente, sin encontrar remedio y -lo que es peor- exigiendo el pago puntual de la factura por un servicio no prestado. En fin, lo único que podemos hacer en estas circunstancias [aún sin definición por parte de Fibertel], es disculparnos con los lectores y exhortarlos vivamente a no atenderse con Fibertel, por muchos colores que tengan los peces que venden en sus publicidades.
La Redacción