lunes, marzo 31, 2008

Tres edades, dos tragedias .....

Se da por aceptado el aserto de las llamadas “tres edades” en los directores de orquesta: las muertes prematuras, las muertes a mediana edad y las muertes a la vejez. Las largas vidas de Toscanini, Stokowski, Monteux, Böhm, Jochum o Beecham van paralelas a los decesos a mediana edad y en plenitud de Kabasta, E. Kleiber, Busch, Mitropoulos o van Beinum. Pero lo que constituye dos tragedias irreparables es la desaparición prematura de sendos genios, a priori destinados a la gloria en la vejez que se transformó en la gloria joven aunque frustrante por la decisión del destino: Ferenc Fricsay y Guido Cantelli.

El temperamental Fricsay (1914-1963) nació en Budapest, estudió con Kodaly y Bartok y dirigió su primer concierto a los quince. Ya de niño era capaz de tocar cualquier instrumento de la orquesta salvo el arpa. Dirigió en Szeged de 1935 a 1945. Ese año condujo por vez primera en la Budapest liberada del Eje y atada ahora al yugo de Moscú. Resolvió emigrar a Alemania donde, en 1949, fue nombrado titular de la Opera de Berlin y de la Orquesta RIAS a la que elevó a niveles insospechados como prueban sus muchas grabaciones. Debutó por azar en Salzburg reemplazando al enfermo Klemperer y entre 1949-1952 dirigió la Opera de Munich, la que abandonó por disidencias con la administración. Viajó y dirigió en toda Europa, los EEUU y Sudamérica (también llegó a Buenos Aires). Se estableció en Berlín donde murió de cáncer a los 48 años.
Sus máximos logros de una fonografía muy extensa son Orfeo y Euridice, Fidelio y Flauta Mágica, los clásicos ligeros vieneses y sus insuperados registros de Strawinsky, Kodaly y Bartok que sólo por su relevancia singular ponen a un lado a las grandes versiones de obras sinfónicas de los clásicos. Su técnica era inmaculada, su paleta luminosa y su temperamento pujante y mercuriano. Verlo ensayar El Moldava es una cátedra imperdible.

Guido Cantelli (1920-1956) fue mucho más que un protegido de Toscanini: fue quien nos permitió intuir al joven Toscanini que nunca escuchamos (pues hizo sus primeros discos a los 54 años) ya que el Maestro decía que el joven Guido le hacía acordar a su propia juventud. Pero Cantelli, además, tenía credenciales propias muy valiosas: técnica perfecta, paciencia ilimitada para ensayar y versatilidad estilística. Nunca un desborde temperamental sin control ni pozos de desinterés. Ese desgraciado accidente aéreo en Orly nos ha privado del talento más prometedor de la segunda mitad del siglo XX.

Nacido en Novara integró una banda de pequeño y cultivaba el órgano. Convocado al ejército en 1943 se rehusó a apoyar a los fascistas y pasó dos años en un campo de concentración en Stettin. Su salud se deterioró y lo transfirieron a Bolzano desde donde escapó a Milán. Fue recapturado y condenado a la horca, de la cual lo salvó la liberación de Italia. Se estableció en Milan (La Scala) y, entre otras orquestas, dirigió la Philharmonia y las mejores orquestas de los EEUU.

Puntos salientes de su discografía son los registros en vivo con la Filarmónica de New York y la NBC, omnicomprensivos e inspirados, verdaderos modelos de estilo e interpretación. Su Cosi fan tutte en vivo en La piccola Scala es definitiva. Su muerte le fue ocultada a su tutor Toscanini, que moriría a los 89 años, viejo, retirado y enfermo, dos meses después que su amado Guido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puck, recorrer su excepcional y sorprendente blog es un placer por la especialísima selección de pianistas, directores, el contenido de las notas y la selección de las fotos. Agradecido, Julio Nevoran.