sábado, febrero 20, 2010

Toscanini y Argentina

Las circunstancias del debut accidental de Toscanini en Brasil darían fundamento para pensar en un amor especial del conductor por aquella tierra. Sin embargo, por razones nunca esclarecidas debidamente, su gran amor fue la Argentina. El director más influyente del siglo jamás daba reportajes, mas sin embargo le concedió una larga nota a César Tiempo en Argentina. Visitó este país en incontables ocasiones. Dirigió aquí óperas que solamente se le escucharon en Argentina. Cuando tuvo que elegir una senda para la gira de su Orquesta NBC marcó el Atlántico y no el Pacífico. El Colón, su acústica y su orquesta le encantaban. La mancha negra de sus visitas fue la muerte de su hijo Giorgio por difteria en Buenos Aires. Salvo por esa tragedia que lo asoló, el legendario Maestro estaba a sus anchas en Argentina.
Llegó por vez primera en 1901 al Teatro de la Opera, cuando el Colón no existía. Era Mayo y permanecería varios meses. Ese año dirigió Tosca, Tannhäuser, Sansón y Dalila, La reina de Saba (Goldmark), Aída, Rigoletto, El elixir de amor, Otello, Lohegrin, Iris (Mascagni), Traviata, Cristoforo Colombo (Franchetti); y los estrenos argentinos de Asrael (Franchetti), Tristán e Isolda y Medioevo latino (Panizza).
A partir de Mayo de 1903, en la misma sala, produjo los estrenos argentinos de La condenación de Fausto, Hänsel y Gretel, Adriana Lecouvreur y Griselda de Massenet. Además,

1932,viaje transoceánico compartido por IRENE BUSCH
(luego esposa de Rudolf Serkin),
ARTURO TOSCANINI,ADOLF BUSCH y su esposa.

condujo Tosca, Germania (Franchetti), La Gioconda, El elixir de amor, Iris, Rigoletto, Mefistofele (Boito), Aída, Manon Lescaut, Traviata y Maestros Cantores.
En Mayo del año siguiente vuelve. Repite cinco producciones del año anterior y agrega Lohengrin, Fausto, Linda de Chamonix, Bohème (que había estrenado mundialmente), Falstaff y Manon. Estrenó localmente Siberia (Giordano), Madame Butterfly, La Wally (Catalani) y El francotirador de Weber, que condujo por única vez en su dilatada carrera en Argentina.
Retorna en 1906, para dirigir Rigoletto, La Wally, Don Pasquale, La Gioconda, Madame Butterfly, La valkiria, Manon, Mefistofele, Traviata, Cristoforo Colombo, Tosca, Barbero de Sevilla, Tristán e Isolda, Loreley. Estrena localmente La hija de Orio (Franchetti) y dirige por única vez en su vida el Don Giovanni de Mozart.
1912 marca su glorioso ingreso al Colón, inaugurado en 1908. Gracias a la falta de visión del concesionario de la sala que quiso extorsionarlo para firmar un nuevo contrato, esta sería su última gira dirigiendo óperas en América del Sur. Toscanini, indignado, se rehusó a volver con dicho funcionario, cuyo nombre callaremos por piedad hacia su miopía...
El Maestro dirigió 15 de los 17 títulos de la temporada, ocupándose de cada ensayo y cada escenografía y de todas las repeticiones. Ingresaba al Teatro a las ocho de la mañana y se retiraba a medianoche.
Dirigió Tristán e Isolda, Aída, Mefistofele, Don Pasquale, Manon Lescaut, La bohème, Germania, Tosca, Ariadne et Barbebleu (Dukas), Madame Butterfly, Rigoletto, Falstaff, Ocaso de los dioses y Los niños del Rey, de Humperdinck.
No volvería hasta 1940, con la NBC. En el intermedio dirigió como titular en el Met y la Sinfofilarmónica de New York, fue titular de La Scala, se presentó en Salzburg, Bayreuth y Lucerna, co fundó la Sinfónica de Palestina (hoy Filarmónica de Israel), y dirigió orquestas en Holanda (Residencia Real), Inglaterra (BBC), Viena (Orquesta Filarmónica de Viena ) , Estocolmo, pasando por las persecuciones del f ascismo y el exilio (cuando las mismas llegaron a un punto de confrontación elevado, hubo partidarios de Mussolini que querían fusilar a Toscanini, cuyo pasaporte le había sido confiscado. El padre de John F. Kennedy, que era un influyente diplomático en Europa, le salvó la vida).
Toscanini organizaba articuladamente giras cada diez años. En 1910 llevó al Met a Europa, en 1920 a la Orquesta de La Scala a Estados Unidos, en 1930 a la Orquesta Filarmonica de New York a Europa, en 1940 a la NBC a Brasil, Uruguay y Argentina y en 1950 –ya con 83 años- una ardua “costa a costa” con decenas de presentaciones en Estados Unidos.
En Buenos Aires habría de volver al Colón para ofrecer, con su afiatada orquesta radial, 40 obras diferentes en 7 conciertos a sala repleta, los días 19, 20, 23,25,27 y 29 de Junio y el 1º de Julio. La ovación que lo recibió antes del debut duró 20 minutos, ante un serio e impaciente Maestro que detestaba el personalismo del aplauso.
La gira comenzada en Brasil y culminada en Uruguay y nuevamente Brasil fue un éxito rotundo que, en tramos, la NBC radió por ondas cortas al mundo . Hasta, con delicadeza, dirigió obras de autores locales (Dos danzas de Aguirre, orquestadas por su amigo Ansermet; y la 7ª Sinfonía de Williams.
En Buenos Aires el Maestro socializó con viejos profesores de la Estable que habían sido dirigidos por él en 1912...y recordaba los apellidos e instrumentos de cada uno de ellos.
Estando en el hotel que lo albergaba, escuchó por Radio Municipal una función desde el Colón y quedó impresionado por el nivel de la orquesta estable. No fueron demasiado arduas las negociaciones para que aceptara volver en 1941 a su querido teatro y a “sus colegas” de la orquesta.
Lo hizo para dirigir 7 conciertos que tenían, como puntos salientes, el Réquiem de Verdi y la Novena de Beethoven. Lo acompañaron seis primeros atriles de la NBC con los que quiso reforzar la orquesta local.

Fue su exitosa despedida de un país que, más de 60 años después, lo sigue venerando.

TOSCANINI y la NOVENA

Toscanini debutó en 1896 como sinfonista, siendo ya un consumado operista, pero no fue hasta 1902 que dirigió por primera vez la Novena, con la Orquesta de La Scala en Milán. Simbólicamente , su primera transmisión radial la hizo en New York en 1927 con la magna obra. Que reestudió constantemente y que, al momento de hacer su única grabación comercial, dijo no conocer cabalmente (sic). La había dirigido en Estados Unidos por vez primera en el Met, en la primera década del siglo veinte.

Se han preservado varias de sus versiones, con distintos solistas: su legendaria traducción con la Orquesta Filarmonica de New York de 1936, la de la BBC, la de La Scala (final cantado en italiano), cuatro versiones con la NBC incluyendo una televisada y la oficialmente registrada. Para quien escribe, empero, la máxima de sus traducciones en 1941 en Buenos Aires.

Sus ensayos fueron relativamente placenteros y sin tormentas, mostrándose encantado con sus músicos. He entrevistado a los dos únicos músicos sobrevivientes de ese glorioso 1941 quienes, en 2006, lo recordaban con visible emoción. Escuchando con sentido crítico la versión de la Novena, la considero la mejor de todas a partir de la capacidad de los músicos, la acústica legendaria y la combinación, en Toscanini, de fiera determinación, flexible ritmo y profunda comprensión. Diez instrumentistas de élite, como el legendario Vilaclara, reforzaron la Estable y muchos cantantes “ad hoc” y seleccionados por el Maestro aumentaron el coro. Entre ellos el (luego) famoso Angel Matiello y Sieglinde Wagner, rescatada de un campo inglés de cautivos de la 2ª Guerra Mundial y nieta de Richard Wagner.

El cuarteto vocal estuvo excepcionalmente inspirado.

Esta es, lo repetimos, la mejor de las Novenas del gran director.

1 comentario:

Anónimo dijo...

OH! PUCK, qué lindo el recuerdo al Maestro. Un grande! Como perseverante oyente del programa emitido hace ya, unos años, por la 96.7 "Encuentros con Arturo Toscanini, el Maestro", me encantaría que, a los seguidores de este blog, nos hicieran conocer anécdotas del Maestro en el podio. Gracias.