OTTO KLEMPERER, quien durante su exilio debió dirigir muy malas orquestas, dijo en cierta ocasión: “No hay orquestas malas o buenas, solo hay directores malos o buenos”.
Como sentencia es, al menos, pintoresca. No obstante, creemos que un mal director puede arruinar una buena orquesta; y, aunque más difícil, un buen director puede elevar a una mala orquesta.
Lo cierto es que hay buenas y malas orquestas como hay buenas y malas batutas.
Esta digresión viene a cuento de constatar que, en el exterior (básicamente en Estados Unidos y Europa) las orquestas de emisoras de radio o televisión tienen grandes niveles. Las componen músicos en general bien pagos, que son solventes, que estudian, que tienen una agenda de ensayos cargada y que dan muchos conciertos. Muchas de esas orquestas, escuchadas a ciegas, nos hacen sentir que estamos ante conjuntos sinfónicos reputados.
Obviamente, los directores suelen estar a su altura.
Argentina se ha caracterizado por perder estas agrupaciones. Sobreviven solamente unas pocas.
Ahora bien: si las que tenemos van a incurrir en serios errores de afinación, en severas fallas instrumentales y en ejecuciones desprolijamente preparadas como la llamada Orquesta Sinfónica de Canal Siete, o la Juvenil de Radio Nacional (otrora reputadísima y con justicia) sería preferible que no existieran.
El ideal es curar al enfermo..., a menos que no tenga remedio. En este caso, es preferible dejarlo morir con dignidad.
3 comentarios:
Que lástima.... me gustaba el blog, hsta que leí "sería preferible que no existieran". Creo que es preferible que toda la gente que integra las orquestas mencionadas y los espectadores que las siguen, hagan esto y no se encuentren sin esta oportunidad y se queden en sus casas viendo a Tinelli, no? Si a Ud. no les gusta, no las escuche, como seguramente no ve a Tinelli.
No es nuestra costumbre ni retacear la publicación de comentarios(siempre bienvenidos) ni responderlos. A menos que contengan errores basales.
No es nuestra costumbre recomendar a nuestros lectores que vean a Tinnelli ni hacer de censores y recomendar que no lo vean.
Es nuestra costumbre velar por la excelencia y aspirar a ella. Deseamos orquestas dignas, capaces, afinadas y bien pagas. Cuando un músico desafina: o carece de oído musical, o de horas de estudio, o de una batuta que le corrija y enseñe.
Tolerar que con fondos públicos, escasos o magnánimos, se emitan conciertos de una orquesta desajustada o desafinada, que entregue mediocridad, es resignarse a ella. Es renunciar a la excelencia.
Y si una orquesta es incapaz de la excelencia o, lo que es peor, de buscarla, que se silencie. Porque lo malo aporta fealdad. Y somos amantes de lo bello en música.
Y si los televidentes cambian a Tinnelli no será por méritos de éste sino porque una muy mala orquesta no “los hizo entrar”...
Cuando Erich Kleiber dejó la Sinfónica Nacional, ésta tenía mejor nivel que cuando la había encontrado. Así cumplió la sagrada misión de un director. ¿Podremos decir lo mismo del Sr. Zurdo?
No entiendo qué tiene que ver Tinelli en este asunto.
Cuando una orquesta falla, no es por sus músicos sino porque el conductor no está haciendo bien las cosas, tengamos esto bien entendido. Que una orquesta nos deleite, depende de quien la dirige, depende de la capacidad que tenga el director de corregir, de sacar toda esa potencialidad buena que hay en cada músico, de perfeccionar....pero, si los sucesivos directores persisten en errores esenciales (hijos de la soberbia), la orquesta, tarde o temprano, se va a desintegrar espontaneamente y no sólo con mucho dolor y angustia, sino tambien con un costo económino enorme....
Venecia
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