lunes, febrero 15, 2010

Earl Wild [1915-2010]


A manera de obituario publicamos la reseña del libro Piano & Forte:


RETROSPECTIVA MUSICAL
EARL WILD (1915-2010) es uno de los colosos, que no ha tenido demasiada repercusión antes de los años sesenta, a pesar de su inmenso bagaje artístico e instrumental. Evidentemente, la máquina propagandística es cruel y voraz: puede devorarlo a uno negativamente por su silencio relativo o catapultarlo hasta las estrellas por un buen manejo. Estudió con Selmar Janssen y con Petri y, sin dudas, su forma de tocar recuerda a los grandes maestros del pasado, aunque sea algo más aplomado que aquellos. Wild es uno de los escasos vínculos con aquella irrepetible era de oro. Una enfermedad, afortunadamente superada, le quitó la potencia de la juventud, en general, a sus traducciones posteriores a la misma.Pero la distinción sigue enhiesta y hasta podría uno afirmar que su toque es menos acerado y más cálido que en los viejos tiempos. Cierto es que escuchar a Wild en sala es una experiencia irrepetible, posiblemente nunca transferida hasta el último detalle a los discos. Que sí, indudablemente, le han hecho justicia como instrumentista y como músico. Pero que no pudieron, por razones imaginables , reflejar la totalidad del alma recreadora de un grande.Como todos los pianistas de antes, pudo emparentar el estudio instrumental con el musical íntimamente. Es curioso que en épocas pretéritas los caminos de la enseñanza y el aprendizaje manual corrieran parejos con los más profundos estudios de la expresividad, de la agogia y de la dicción; mientras hoy, al menos juzgando por los productos de la actual tendencia que se oyen por todo el mundo, se da preeminencia a la eficiencia digital postergando incomprensiblemente el estudio de la música.Como si un pianista que toque bien con sus manos solamente, no necesitara la comprensión absoluta de cada estilo antes de presentarse en público.Los maestros de hoy hacen hincapié, por ejemplo en Bach o Mozart, en la forma en que debe ejecutarse la ornamentación respondiendo "a la tradición". Poco parece importarles, empero, que sus alumnos hagan música, que liguen, que no vayan compás por compás sino en grandes líneas de fraseo.Lógicamente, este despropósito ha llevado a que pianistas como ASHKENAZY, verbigracia, se permitan decir: "Ahora no deformamos como antes". Si se refiere a Pachmann, a
Malcuzynski o a Paderewski solamente, está bien. Pero él generaliza. Y no puede ni debe hacerlo, aunque haga apología de la objetividad, algo que nunca he comprendido cabalmente. El mecanismo de WILD tiene mucho de PETRI, aunque el alumno se tome más libertades que el maestro, especialmente en los tempi y en el color y a pesar de que WILD niegue haber estudiado con PETRI. Aquel EGON PETRI era un estilista más severo, WILD más libre en el enfoque, aunque certero y polifacético recreador. El respeto que imponía PETRI derivaba de su reserva, el que impone WILD deviene de su capacidad para comunicarse con exuberancia. Nunca le hemos escuchado a este último apelar a un golpe bajo para persuadir a uno solo de sus oyentes acerca de una idea musical. Ni hacer concesiones al estilo para gustar demagógicamente. Su mayor acierto consiste en haberse dedicado al repertorio cuyas características le sientan como anillo al dedo, evitando autores con los que no se siente plenamente identificado, como los barrocos, Mozart, Beethoven o Schubert. Toca algo de Schumann, mucho Chopin, Liszt, Rachmaninov y compositores menores del romanticismo, además de obras poco frecuentadas del catálogo.
Es maestro desde hace muchos años, y también compositor de vasta actividad. El hecho de haber, prácticamente, comenzado a grabar en discos de circulación limitada le hizo ser casi un desconocido por lustros. Hasta que, hoy, todas aquellas placas excelentemente tocadas e impecablemente grabadas, han sido pasadas al CD. Su debut británico, por ejemplo, se dio hacia 1970, tardíamente en relación a su carrera anterior. ¡Contaba más de 55 años por entonces! Su figura ha crecido en los últimos tiempos y los que “le descubrimos" allá por los sesenta sentimos la satisfacción del deber cumplido.La información boca a boca sigue teniendo eficacia.Hubo casos de precocidad que han asombrado. En general, todos los pianistas de antes fueron niños prodigios, aunque eso importe muy poco. GIESEKING, antes de los 7, tocaba la Fantasía de Schumann, y a los 15 las Sonatas de Beethoven. No deseo dar a los precoces mucha relevancia, porque básicamente se los conoce y han entrado al salón de la fama por lo que hicieron de grandes, no de niños. RUTH SLENCYNSKA fue niña prodigio, y como adulta nunca llegó a gran estatura. El hecho de que WILD haya ido despaciosamente no quita ni agrega nada.Si se piensa que solamente su discografía, empezada tardíamente, orilla casi las 30 obras con orquesta y más de 160 para piano solo; o que tocó para media docena de presidentes en la Casa Blanca; que fue el primer pianista en América en tocar para la televisión (en Europa fue POUISHNOFF), se percatará Usted que WILD no es ni un recién llegado ni un advenedizo. No es un "newcomer", más bien un "oldcomer"...
Para superar la depresión de los treinta se conchabó como pianista estable de la NBC; trabajó profundamente con Toscanini, e intervino en las grabaciones comerciales del Maestro de El amor brujo, Petroushka y la Primera Sinfonía de Shostakowitsch (las dos primeras obras, editadas comercialmente, tomadas en vivo). El director lo escogió para su única versión de la Rapsodia en blue de Gershwin (1942) junto a Benny Goodman. Esa interpretación es hoy, todavía, un ejemplo maravilloso de su arte.Algunos críticos mal informados pretendieron que WILD se había especializado en transcripciones, pues sus primeros discos de circulación masiva estaban dedicados a estas obras (cabe hacer notar que el mismo rótulo debió sufrirlo CHERKASSKY). Por supuesto que esta porción del catálogo instrumental le cautiva. Es capaz de improvisar transcripciones o paráfrasis sobre cualquier tema, en el acto y a la altura de cualquier gran músico que yo haya podido conocer. Aunque no lo haga públicamente. Sugiere a sus alumnos que sustituyan los aburridos y estériles ejercicios mecánicos por transcripciones, lo que, además, les enseñará a frasear, a mejorar el ritmo y la eficiencia de los dedos.BACKHAUS decía: "Personalmente practico escalas en preferencia a cualquier otra forma de ejercicios técnicos. Agregue a eso arpegios y Bach, y tendrá usted la base sobre la cual descansa mi trabajo técnico".
"Every teacher is a different preacher", o "Cada maestrillo con su librillo". Cautiva seguir comprobando que no haya recetas magistrales absolutas para forjar un buen pianista...
Las proporciones orquestales del sonido de WILD, cuyo detallismo timbrico es escasamente superable, puede deberse a que tocó varios instrumentos en diversas orquestas, antes de dedicarse al piano.Si pensamos que BAUER o GIESEKING, por ejemplo, habían sido llevados al violín, como PETRI, antes de ir al piano, sería bueno el consejo de no parcializar su actividad, si es Usted pianista aficionado. Acercarse a otros instrumentos seguramente, le dará una mayor perspectiva sonora del espectro.WILD es un romántico, aunque muy disciplinado, no se inhibe de sustituir tremolados lisztianos por arpeggios, cuando cree estar mejorando el texto. No soy
demasiado amigo de estos retoques, pero tienen mejor gusto que los atropellos del irrespetuoso GULDA a Mozart, o las alteraciones de MICHELANGELI a Brahms, o las enmiendas de HOROWITZ o Haydn y Mozart. WILD suele retocar el muy escaso Mozart que toca. Prefiero, como un Tomás musical, oír para creer. Y todavía nadie me ha convencido que Mozart escribiera mal o con pocas notas. Es más, insisto que tocar SOLAMENTE las notas que pusiera Mozart en el papel, como él las pensó, es una tarea de gigantes.Aunque WILD toque en nuestro tiempo, por mentalidad pertenece a la prosapia de los de la vieja guardia. Tiene un legato muy noble, articulación clara, poderosos y claros acordes y buen gusto; sentido infalible del tempo (influencia de Toscanini y de PETRI); y ubicación estilística, con imprevisibilidad y poesía. Entre sus discos, citaremos un recital en vivo en Gales, con poético Chopin y otoñal Liszt (es de 1988) y un recital íntegramente dedicado a transcripciones que es delicioso y virtuosístico.Aquí puede ser retórico si se compara su Danubio Azul con el que había grabado en estudio años antes, pero todo es íntimamente musical.Su recital de los 70 en el Town Hall es no solamente un programa típico de este pianista, sino un ejemplo de perfección fuera de serie. El programa:
Mendelssohn, Rondo capriccioso
Beethoven, Sonata 14
Chopin, Andante spianato y gran polonesa
Respighi, Notturno
Dohnanyi, Capricho Op.2/4
Liszt, Dos Estudios sobre Paganini
Moszkowski, Etincelles
Ravel, Alborada del gracioso

que contrasta con su debut londinense:

Schumann"Fantasia
Chopin, Andante spianato y gran polonesa
Liszt, Sonata en si menor
Ravel, Gaspard de la nuit

Hay un bello disco con transcripciones propias de canciones de Rachmaninov, al estilo de GODOWSKY, con inusual habilidad y belleza; las Sonatas para cello y piano de Fauré con Warwyck, tan buen ejemplo del pianista de cámara como su disco anterior con Shapiro en la mejor versión que conozco de la Sonata Op.19 de Rachmaninov (a pesar de KAPELL); la Sonata Op.11 de Schumann y otras obras de este autor, con dominio del idioma; las Sonatas 11 y 18 de Beethoven con severidad. Y algún Beethoven en transcripción.Anteriormente, había grabado el Primero de Liszt y la Fantasía Húngara con Kostelanetz, a la forma de los grandes virtuosos; un recital con arreglos propios de obras de Gershwin y estudios sobre los famosos "songs", que justifican que se lo considere el máximo traductor de este autor, del que grabara inolvidables e insuperadas versiones del Concierto en Fa, la Rhapsody in blue y las Variaciones Tengo ritmo o los Tres Preludios.Grabó el Concierto para piano y orquesta y la Fantasía Polaca de Paderewsky, obras de no mucha enjundia que, por él, parecen más importantes de lo que son. Hay un recital alucinante con transcripciones lisztianas, un par de versiones diferentes de Gnomenreigen y el Primer Mefisto, las Cuatro Baladas de Chopin, todos los Estudios del mismo autor; la Sonata de Liszt; Funerales y otras obras menores; también los raramente escuchados Conciertos de Menotti y Copland; muy buena visión de las Baladas Op .10 y las Variaciones Paganini de Brahms. También grabó las importantes Variaciones de Rachmaninov (Corelli, Chopin) en gran forma. Suyo es el mejor integral que conozco de los Conciertos de Rachmaninov y la Rapsodia Paganini con Horenstein; el Segundo de Saint-Saëns, la Rapsodia Sinfónica de Turina, la Balada de Fauré, el Segundo Concierto de MacDowell y un muy buen Primero de Chopin; una poética y poderosa visión del Concierto de Grieg y una estilística e imponente del Primero de Tschaikowsky, (¡¡hay que verle en esta obra en video con Fiedler!!). También grabó el Quinteto de Piston y la Sonata para violoncello y piano de Kodaly; los Caprichos Op.2/3 y Op.28 de Dohnanyi, el Notturno de Respighi; las Variaciones sobre una canción infantil de Dohnanyi en la mejor versión llevada a discos; una de las mejores grabaciones de Cuadros de una exposición; una rara transcripción con orquesta de Un sospiro de Liszt; un delicioso disco con música de cine; un respetable integral de Scherzi, Baladas y Nocturnos de Chopin, ya otoñal (como en los 24 Estudios); y muchas obras cortas y "de efecto" como Etincelles y La Campanella. Y un CD asaz interesante con obras de Medtner vuelve a catapultarlo como el abogado de mucha gran música que fue olvidada hasta que, años después de WILD, aparecieron los pianistas con invaluables ambiciones de divulgación, como PONTI y algunos más. Su placa de transcripciones operísticas de Liszt es reveladora, en una sección del repertorio bastante trivial. Y por cierto, uno de sus primeros LPs, con transcripciones de GODOWSKY y Thalberg, obras de Herz y demás, justifican parcialmente el titulo que recibió ese disco:"El piano virtuoso” que, en realidad, debió haber sido "El pianista virtuoso". Junto a su colega Christian Steiner grabó La Valse de Ravel, las Danzas Sinfónicas de Rachmaninov y fragmentos de sus suites.Su único disco para la EMI es muy importante: obras de Liszt como la Tarantela de Masaniello, la Segunda Balada, Fuegos Fatuos y La Ricordanza, etc.
Creo que el verdadero lugar para WILD en la historia de los pianistas de nuestro siglo todavía no le ha sido asignado. Ese sitial, seguramente, será de privilegio, como lo merece este noble instrumentista y músico.

2 comentarios:

Juan dijo...

Un gran pianista Earl Wild! Lo recordaré en mi blog por estos días, con un par de discos. Muy bueno el artículo! Saludos!

billinrio dijo...

Muchas gracias por la merecida homenaje a uno de los grandes pianistas de nuestra época. Lo conoci por la primera vez en disco de RCA (LSC 2586) tocando el Concierto en Fa y las Variaciones "I Got Rhythm" de Gershwin con Fiedler y la Boston Pops. Glorioso