martes, junio 14, 2011

Claudio Arrau

El jueves último, 9 de junio, se cumplieron 20 años del fallecimiento del notable pianista chileno. Viajó a Europa como niño prodigio becado por su gobierno y fue a estudiar con Martin Krause, el celebérrimo último alumno de Liszt. Indudablemente, debe haber sido un gran maestro, de momento que de su horno salieron discípulos tan dispares como Arrau, Edwin Fischer y Rosita Renard. Precisamente, esta última, compatriota del niño Claudio y, ya con una carrera iniciada, le hizo dar sus primeros pasos previos a Martin Krause. Arrau fue dueño de un mecanismo perfecto y de una musicalidad ricamente intelectual, que reconoce desmayos sólo al final de su carrera. Realizó proezas tales como tocar la obra completa de Bach en 17 recitales en Berlin y varias veces los ciclos completos de sonatas de Mozart, Schubert y Beethoven. Su repertorio tenía una vastedad enciclopédica como, entre tantos otros, poseían Brailowsky, Giseking y Richter. Su seguridad olímpica le hizo ser predilecto de muchos directores, así como sus manierismos le hicieron ser rechazado por tantos otros. En 1956 sustituyó a Solomon, quien había tenido un derrame cerebral, en los 5 conciertos de Beethoven en Londres con Klemperer. De seguro que Arrau no es tan recordado hoy como muchos de sus colegas gigantes del siglo XX pero la estirpe de Arrau se le nota a la distancia. Recomendamos el libro sobre Arrau escrito por Joseph Horowitz que lo pone en contacto con su público, conversaciones mediante; ahí encontrará al Arrau más crudo, capaz de las sentencias geniales y trascendentes como de los dislates más absurdos. Estamos en presencia de una mente privilegiada, de una expresión sin desbordes (salvo en su decadencia) y de un aplomo ante todos los públicos realmente llamativo.

Seguidamente publicamos 2 fotos inéditas. Arrau agradeciendo los aplausos tras un recital en el teatro Rivera Indarte de Córdoba, Argentina, en la década del 40. Fotos que nos sirven para recordar que el insigne pianista hacía puerto en Buenos Aires toda vez que podía. Sus recitales y conciertos en toda la geografía Argentina se pueden contar por decenas. Como dato curioso, recordemos en 1946 el Festival para la Victoria Aliada ofrecido en el Luna Park por Claudio Arrau y Jasha Horenstein.
El gran pianista hablaba con fluidez 5 idiomas y fue dueño de una de las más importantes colecciones de esculturas pre-colombinas que hubiera en América.








He aquí un pequeñísimo extracto - el Aria - de las Variaciones Goldberg de J. S. Bach tocadas por Claudio Arrau en formato "wav" [47 MB], obra que grabó en 1941 para RCA pero no se publicó hasta mucho más tarde, en la era del CD [1990] en una edición limitada que no se repitió nunca.

https://www.rapidshare.com/files/2084123798/Arrau_Aria_Goldberg_Varii.wav

1 comentario:

mauricio dijo...

Comparto la mayor parte de lo expresado acerca de este extraordinario maestro, quien en la opinión de muchos expertos fue el intérprete de piano más importante del siglo XX. Además la musicalidad y belleza estuvieron siempre presentes durante toda su vida y en todas sus interpretaciones.
Otra cosa que me cuesta aceptar es lo dicho con relación a que muchos directores rechazaban a Arrau por sus «manierismos», pues es exactamente lo opuesto a todo lo que he sabido de él, como que era muy fácil dirigirlo (a diferencia de Richter, por ejemplo) pues debido a su concepto de la interpretación y a su propia personalidad humilde y apacible, nunca buscaba protagonismo a ultranza ni comprometía el sentido de una obra debido a ello.
Arrau fue con mucho el maestro más comprometido y con el autor y su obra, rechazando vehementemente todo atisbo de protagonismo desmedido que estuviera por sobre el marco que dictaba la obra, siempre se mostró a sí mismo por debajo de esta, no tenía arranques de virtuosismo sólo para deleitar a su audiencia, como dijo el maestro director G. Rozhdestvensky: 'nunca se le oyó un rubato demagógico... escucharlo interpretar Brahms, era como escuchar a Brahms mismo' sus interpretaciones fueron serias, equilibradas y fieles hasta el detalle a las indicaciones originales de esta.