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Bueno, por fín la crítica ha tenido la fortaleza suficiente para hacer un comentario que pegue a un cuerpo colegiado como es la Sinfónica Nacional. Comparto su sentir en cuanto a la calidad de éste último pero creo que se quedó corto y quiero creer que lo hizo por delicadeza. Lo que no puedo perdonar es que una artista del calibre de Ingrid Fliter deba soportar un acompañamiento orquestal, y que me perdone el que firma esta nota pues creo esa noche estaba sentado al lado mío, absolutamente mediocre, desconsiderado y falto de respeto en su actuación. No puede ser que una pianista de nacionalidad Argentina, triunfante y de carrera internacional, a quien debiéramos honrar y agradecer que nos visite, deba soportar la indiferencia total y absoluta tanto del director como de los músicos de la orquesta. Además, creo que es una falta de respeto por parte del cuerpo colegiado hacia la persona humana, dejemos de lado si es artista o no.... Acá está en juego la humanidad de esta artista, no sólo su arte. Por lo tanto, creo que todos nosotros, como Argentinos, cada uno de nosotros, debemos comenzar a pensar en quién maneja nuestra cultura, cómo la maneja y si es idóneo para esa tarea. Porque Fliter es GRANDE.... y lo que soportó el viernes a la noche fue vergonzoso. Es muy cierto, si no hubiese sido por Ingrid Fliter, la noche hubiera sido una burla, una burla a los que pagamos entrada para escuchar buena música, una falta de respeto para con la artista, y un reflejo de nuestra triste realidad. Es posible, como ha pasado con otros que nos han dejado, que actitudes como ésta, resulten en que Ingrid no nos visite más, o lo haga solamente para visitar a su familia. OJO! Nos privaría a los Argentinos de toda esa magia que en verdad posee, de su exquisito lirismo, de su belleza espontánea y de su carisma natural, que hacen de ella una artista cabal y de buena cuna. Su poesía e imaginación fueron notables en el segundo movimiento. Su final, un volcán.
Como connacional argentina y ante la actuación de la orquesta, no puedo dejar de remarcar que estamos transitando por una cuerda muy floja.
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