sábado, septiembre 06, 2008

Un tsunami llamado "Pablo"

Qué mala costumbre hacer periodismo de periodistas! ¡Qué maravillosa costumbre la de poder comentar los gazapos de otro!

En una ocasión, Klemperer debió cancelar un concierto por enfermedad. Legge, el empresario, desesperadamente le pidió que recomendara un sustituto. Klemperer dio el nombre de Hindemith. El concierto fue un fiasco total. Legge visitó a Klemperer en el sanatorio y le contó. Recibió por toda respuesta un lacónico "me imaginaba". Dijo Legge:"pero doctor Klemperer, usted lo recomendó". Nuevamente la irónica sentencia del gran director:"siempre reconforta ver el fracaso de un colega"...

La crítica de Pablo Kohan a Goerner (ver abajo) ya no es un fracaso crítico, es sencillamente un disparate plagado de lugares comunes y términos cuestionables.

La actual crítica musical argentina está infectada de payadores que hacen crónicas en vez de críticas, vuelteros que nunca concretan un pensamiento en forma concisa (como el pericón, la única danza que da vueltas y no resuelve nunca); elípticos escribas a los que sus prestigiosos periódicos no parecen exigirles un cupo máximo de palabras; narradores a veces con conocimientos dispersos que tienen (¿tienen?) la fortuna de ser leídos, pero que se olvidan del básico dictum de Oscar Wilde:"El artista educa al crítico y éste educa al público". Lamentablemente Wilde fue condenado a la cárcel de Reading y nuestros escribas musicales vernáculos ni siquiera son condenados a disculparse por sus engendros pseudo literarios.

Que Kohan llame al pianista un huracán no es ninguna originalidad. En New York, en 1928, llamaron tornado al debutante Horowitz con idéntica vulgaridad idiomática. Además, la afición del cronista por los fenómenos meteorológicos es repetitiva: hace unos años tituló la crítica de un recital de Martha Argerich "El huracán Martha". Que llame al pianista por su nombre de pila, tampoco debe extrañar. Ya lo hizo antes con el señor Lavandera, a quien -incidentalmente- comparó con Spiderman.

Por lo leído, la forma de rotular no constituye una de las virtudes de este crítico que bien puede ser denominado un tsunami, por los efectos nocivos que produce... Pero ahondemos un poco más en el gran dislate. "Desde que posó su primer dedo en el teclado, con una firmeza y una expresividad luminosas": desearíamos que se nos explique cual es el primer dedo y de qué forma un solo dedo posee firmeza y expresividad luminosas. Además, la primera de las Piezas de Schubert, si es que con ellas inició el recital, comienza con una octava de si bemol, por lo que -eventualmente- los dedos de firmeza e intensidad luminosas fueron dos...

"en un plano más elíptico, pero también absolutamente concreto": es casi imposible, literariamente, ser ambas cosas: elíptico y concreto...

La Sonata Nº 26 de Beethoven, una de las pocas con subtítulo original, la denominó el autor "Das Lebewohl" o sea "el adios". "Los adioses", que viene de la versión francesa, no es correcto...

Ya que Kohan parece disponer de espacio ilimitado para sus escritos, sería altamente instructivo saber cómo una obra, en este caso de Brahms, puede ser "abstracta y a la vez sensible"...

"al huracán Nelson, un violento y arrasador meteoro pianístico que, además de música, como todo tifón, también causó una involuntaria destrucción colateral". Se refiere, como más adelante explica, a la rotura de un martillo. Pero los meteoros violentos y arrasadores, como los tifones, nunca producen daños colaterales sino serios y fundamentales daños. Además, está comparando al huracán Goerner con un tifón, por lo que colegimos que Kohan, en meteorología, cero...

¿Damos más ejemplos del tsunami Pablo refiriéndose al huracán Nelson?: uno solo, sin relación con el recital. Como todo buen tsunami que se precie de serlo, Pablo destruyó en tres meses una creación de seis años. ¿Lo duda? Escuche la 96.7 FM y lo comprobará...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leer este gracioso y ameno comentario sobre la crítica del inspirado Pablo Kohan al concierto de Nelson Goerner, me hizo sonreir con algunas risitas adicionales. Gracias Puck, por tu original sentido del humor. Juan Alegre.

Anónimo dijo...

Así es Juan Alegre,reir para no llorar. Pablo Kohan opina con lenguaje confuso y rimbombante que, obviamente,no deja poso y nos distrae de lo esencial. Nos enseña Séneca en sus epístolas: "Acostumbramos conceder mucho a la opinión común de los hombres, y es para nosotros poderoso argumento de verdad que todos crean la misma cosa". Daly B.

Ludovico ben Cidehamete dijo...

¡Bravo! Al fin algo serio en materia de crítica musical; es decir: al fin crítica musical. La crítica parecía haberse convertido en el campo orégano de patanes iluisonistas de la palabra, al estilo del fundador de nuestra amarga "tribuna de doctrina".
Lo felicito, apreciado y desconocido amigo. Lo leeré más seguido y si sigue así, hasta lo recomendaré (¡como hacen los críticos...!) que es una forma de apropiarme de Ud.
Cordialmente
L. b-C.

La Danse de Puck dijo...

¡Gracias por su comentario, Don Ludovico! ¡Esperamos verle por aquí más a menudo! Será un gusto teneros con nosotros.