viernes, junio 13, 2008

Regresión

En esta hora de pianidactilógrafos, hallar un pianista que se emparente con los viejos maestros es una alegría que convierte al sujeto en rara avis.

Obviamente, para quienes nos declaramos custodios del pasado y preservadores de las grandes tradiciones musicales, el hecho es significativo. Pero tiene sus explicaciones. Admirador él mismo de aquellas glorias, SANDRO RUSSO –que de él se trata- tuvo entre sus maestros a Seymour Bernstein, a su vez discípulo de Brailowsky y Curzon. No es un secreto que entre talentos suelen pasarse la antorcha. Evidentemente, el mejor maestro no cala hondo si el alumno no tiene talento. Aún así, escuchando el piano en estos días y emparentándolo con las decenas de gigantes del pasado (que evocamos regularmente en Puck) estamos convencidos de que lo que faltan son maestros y no alumnos.

Quienes se acercan al instrumento con fines de estudio seria y vocacionalmente son, en general, campo fértil para hacer crecer buenas semillas. El agricultor es el maestro que produce lo que siembra, que arroja la semilla para que fertilice. Hay casos de buenos pianistas (Tipo) que desde la cátedra producen abominaciones (Lucchesini). Con solo consultar los escritos de Lyle podrán constatarse los nombres de alumnos célebres de profesores no menos memorables. Hoy los maestros parecen ser factorías que adocenan productos iguales o parecidos, castigando la individualidad y castrando el talento distintivo y distinguible.

Quedamos pues con la convicción de la crisis de enseñanza en los tiempos que corren. La falta de paradigmas hace que todos toquen igual o parecido, que exageren el apego al Urtext y que ignoren los diferentes tipos de rubato, que por lo común se cuidan de utilizar, como si las libertades fraseológicas o rítmica, dentro de las reglas, fuesen anatema. Ya no hay pedagogos como Schnabel, quien decía: “Las barras de compás son los barrotes que aprisionan la expresión”. Por eso es que estas maquinas digitales actuales, de común, no conmueven.

Ahora bien: SANDRO RUSSO es de hoy y toca como se tocaba antes. Le sobran recursos mecánicos, abunda en ideas, es osado y –axial en estos tiempos- no parece temer a los diferentes giros expresivos que dan libertad dentro de la disciplina o rigor libre.
A este joven y ya enjundioso pianista podrá comenzar a frecuentarlo, felizmente, gracias a YouTube. Luego verá el lector cómo completar su conocimiento acerca de su arte.

Desde La Danse de Puck damos la bienvenida a SANDRO RUSSO...
Claudio von Foerster

Sandro Russo plays Blumenfeld's Étude for the left hand alone

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por permitirnos descubrir a este pianista. Julio Nevoran

Anónimo dijo...

el Maestro Forster nos hizo descubrir a Toscanini,Richter,Solomon,Fiorentino y otros en radio
gracias por presentarnos a Russo
Ricardoo

Anónimo dijo...

Quienes decubrimos a Furtwängler, a Klemperer, a Glenn Gould, a Lili Kraus y a tantos otros grandes directores y pianistas gracias a las transmisiones radiales presentadas por Claudio von Foerster, no perdemos la esperanza que estos ciclos se vuelvan a transmitir. Leticia

Odiseus K. Schrute dijo...

habra que escucharlo...gracias.