lunes, enero 21, 2008

Una figura controversial, la censura y las reglas de juego

Para algunos, la figura de Wilhelm Furtwängler sigue siendo controversial. Tres son las vertientes que dan ánimo a las disputas: su pretendida posición política, hoy suficientemente aclarada tras medio siglo de debate; sus interpretaciones musicales, objetadas por muchos y amadas por otros tantos; y finalmente la más errónea de las posturas, que consiste en calificar sus interpretaciones musicales no sólo a la luz de lo que se escucha sino imbricando sus versiones con su pretendida posición política, que es como mezclar grasa con velocidad.
Una vez a la semana, en cualquier lugar culto del orbe, se escribe sobre el gran director. O se lo ataca acusándolo falsamente de filonazi; o se elogia su sonido, recreando un lugar común (como si fuera lo único importante de su legado); o se debaten sus ejecuciones, personalísimas para quienes las llaman ultra subjetivas, o definitivas para quienes gustan de expresarse siempre en superlativo.
Pablo Kohan escribió el pasado 17 de enero en LA NACION digital sobre esta figura de la música. Sus líneas, en mi criterio demasiado breves para poder expresarse con total veracidad y hondura, encontraron eco en algunos lectores.
Uno de ellos, seudonimizado como Catón (rememorando obviamente al gran censor romano) que a veces participa en "La Danse de Puck", aborda uno de los temas, el político, con brevedad pero sesudamente. Otro, con el apelativo de Crepitatio, escribió sus objeciones con un entusiasmo que le hizo correr la frontera del debate intelectual hacia el campo de calificativos personales hacia la figura del autor de la nota. Fue reportado (eufemismo para censurado) y reaccionó con una virulencia digna de mejor causa, pataleando contra quienes perciben un sueldo por escribir, como si hacerlo fuera ofensivo (es lo mismo que si calificáramos la gestión de Kohan en Radio Nacional porque cobra, como si estuviese obligado a hacerlo gratis); y contra LA NACION por ejercer la censura. Esta última nota de Crepitatio fue publicada hasta que alguien la reportó y fue retirada del público. Si bien Crepitatio debiera aceptar las reglas de juego cuando entra en un foro con derecho a censura, LA NACION debió --en nuestro modesto criterio-- mantener la nota, para demostrar hasta qué punto quienes critican con intolerancia a Furtwängler son atacados con intolerancia por quienes desean defenderlo errando el camino.
En fin, que nada nuevo hay bajo el sol: están quienes practican la intolerancia y son víctimas de la intolerancia: la propia, que quita valor a sus juicios y la ajena que los excomulga.
Claudio von Foerster

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Intolerancia por acá, intolerancia por allá. Los lectores de Puck queremos luz....El video bar ¿podría seleccionar interpretaciones de Furtwängler?

La Danse de Puck dijo...

Sí, si es que encuentro. No hay demasiadas que yo conozca. Voy a fijarme en YouTube... y sino tengo un documental pero está en alemán y sin subtítulos. Puede que logre extractar algunos segundos.

La Danse de Puck dijo...

Existe mucho material en YouTube. Mucho más de lo que la Redacción pensaba. Trataremos de hacer una pequeña selección de lo que hay y colocarlo como ítem destacado en el cuerpo del Blog. También hemos agregado algunos al Video Bar que espero calmen vuestras necesidades más inmediatas.

La Danse de Puck dijo...

Se comunica a los lectores que los videos de Furtwängler han sido removidos de YouTube. No sabemos si ha sido una modificación temporaria o definitiva. Lamentamos, pero el video que tiene la redacción es demasiado grande para colocarlo en el Blog. Es complejo subirlo y ocupa demasiado lugar. Mil disculpas y lamentamos los inconvenientes ocasionados.