miércoles, abril 09, 2008

Perfiles - Dos gigantescos supermúsicos y supervirtuosos

Evocaremos en este espacio a dos pianistas que merecen las calificaciones del título, por muchos olvidados, admirados por los especialistas y escuchados con asombro por quienes los frecuentan por vez primera.

Los discos, en el mejor de los casos, simplemente decían EDUARD KILENYI. La mayoría de ellos, simplemente KILENYI. El hecho es que las múltiples grabaciones pueden llamar a confusión, hasta saberse que se trata del hijo de EDUARD KILENYI padre (1884-1968), quien estudió en Budapest, en el Conservatorio de Colonia; y en Italia con Mascagni. En 1908 se estableció en los Estados Unidos, y en 1930 se fue a Hollywood a enseñar y componer música de películas. Durante 5 años fue el maestro de George Gershwin.


Claro que Eduard Kilenyi hijo (1910-2001) fue el autor de los discos de 78rpm a los que aludimos. Kilenyi IIº, nació en América pero se fue a Budapest a estudiar con Dohnanyi. Se graduó en 1930 y viajó por toda Europa dando conciertos. Regresó a su tierra natal para quedarse, y debutó en ella en 1940. Luego, fue reclutado en el Servicio de informaciones del ejército norteamericano que combatió en Europa por la liberación del nazismo. Después de terminada la contienda, localizó a su amigo Dohnanyi escondido en Austria, y lo rescató del olvido. Fue un paladín de su música y grabó con él. Era versado en varias lenguas, una autoridad musical sin pares, y un pianista de máximo nivel, lamentablemente casi olvidado hasta que se editaron en CD sus viejos discos. Obviamente, sus maravillosos Remingtons siguen olvidados. Al morir, la constelación de pianistas perdió a uno de sus astros más meteóricos, electrizantes, fulgurantes y pulidos. Kilenyi es, en cuanto a pianismo, el antecesor de Sandor o Cziffra. Musicalmente, parecía no tener vicios expresivos. Hay discos de Kilenyi que ponen los cabellos de punta. Su Vals Mefisto debe ser, el más rápido y alucinante que se haya grabado jamás, superando las velocidades de Katchen, Cziffra en su primera versión o Ashkenazy. Y tiene musicalidad a pesar del tempo de riesgo. Los 14 Valses de Chopin los grabó como buena música de salón, aunque los recrea con un virtuosismo alzado. En otras obras de Liszt, como Rapsodias Húngaras (grabó varias, se destacan la 8 y la 15), o la Gondoliera y Tarantelle, es espectacular. Sus versiones de la Totentanz o la Fantasía Húngara de Liszt con Mayrowitz en discos Pathé son electrizantes (una de ellas es primera grabación mundial, la Totentanz en el arreglo D' Albert). Los Estudios de Chopin siguen sorprendiendo hoy todavía como parte insigne del repertorio grabado, más desde lo instrumental, pero sin olvidar lo musical. Si usted cree que con haber escuchado a Pugno, Horowitz, Barerer, Lhevinne, Petri o Cziffra conoce todo el mundo del supervirtuoso, consiga el Vals Mefisto de Kilenyi. Esperamos que sobreviva al impacto.




El casi absoluto olvido que el mundo actual dispensa al gigantesco EGON PETRI (1881-1962) se explica únicamente por la ignorancia de los críticos que dictan modas y son capaces de lavar el cerebro de los lectores de revistas especializadas haciendo, a veces, sepultar la trayectoria de los grandes de antaño mediante artilugios o sofismas. No hay razón explicable para justificar que ninguna firma importante dejara de grabar a Petri tras el advenimiento del LP. Seguía estando en plenitud de sus medios y de su concepto. Habiendo grabado, literalmente, decenas de 78s, solamente unos cinco o seis discos de larga duración testimoniaron en la época moderna siquiera una porción de su inigualable arte y de su antidemagogia. A tal punto fue desaprovechado por los mercantilistas de turno que, habiendo tocado a los 80 años ( !! ) por última vez el ciclo de las 32 Sonatas de Beethoven en seis recitales en el Museo de Arte de San Francisco no consiguió interesar a alguien para que lo grabara con vistas a una posterior eventual publicación en discos. Versátil músico y notable maestro, realizó el tramo más importante de su perfeccionamiento pianístico junto a Busoni, con quien colaboró en ediciones musicales, entre otras cosas. En el "círculo BUSONI", Petri era venerado por sus condiscípulos y allegados. Ya en esos tiempos, se decía de él que tocaba todo, y que todo estaba en su formidable memoria. Era un hombre talentoso y vivaz, estudioso y reflexivo, sencillo y agradable en el trato, con ocurrencias humorísticas de momento y reflexiones profundas imprevistas. En muchos conciertos de Petri con orquesta, su maestro Busoni dirigía junto al alumno predilecto. Proveniente de un hogar de músicos, sus padres recibían en el hogar familiar a visitantes y amigos, algunos de ellos tan ilustres como Brahms, Grieg, Mahler, Anton Rubinstein, Clara Schumann y Tschaikowsky. Petri, ya desde niño, supo absorber la magia de esos encuentros memorables... Desde que comenzó su carrera, amaba los programas comprometidos y extensos, sin hacerle concesiones al público, antes bien, obligándolo a pensar, invitándolo a disfrutar. Tomemos, a guisa de ejemplo, un recital en Cracovia en 1927:

Bach/Busoni………. Toccata, Adagio y Fuga
Beethoven.............. Variaciones y fuga Heroica
II
Liszt, Seis estudios de Paganini
Doce Estudios Trascendentales

O uno de 1936:

Mozart…………… Sonata en Si bemol
Bach/Busoni…….. Variaciones Goldberg
II
Liszt……………….. Sonata en Si menor
Busoni…………….. Fantasía de Carmen
Medtner…………. Dos cuentos de hadas
Prokofiev………… Toccata

Más ejemplos, serían innecesarios.

Estudiaba muy poco tiempo en el piano, prefiriendo la lectura de partituras fuera de él, a la manera de Gieseking y Backhaus. Una anécdota lo pinta de cuerpo entero. Iba en auto al teatro a tocar, entre otras cosas, las 4 Baladas de Chopín. Le dijo a una amiga y alumna: "He decidido utilizar una digitación diferente en la Cuarta Balada". Su acompañante le preguntó: ¿Cuándo la cambió? La respuesta no se hizo esperar: "Recién...".

En 1905 fue a desempeñarse como maestro a Manchester. . .¡a los 24 años! ¡Cómo cambian los tiempos! Hoy, a esa edad, un pianista se está abriendo camino para edificar una carrera, en aquellos tiempos ya enseñaban... Fue el primer pianista occidental en dar recitales en la Rusia Soviética, en una de cuyas giras tocó ¡35 conciertos en 41 días! Su integridad le hizo dejar la Hochschule de Berlín en 1933, en protesta por la segregación hacia los judíos. Volvió a una de sus residencias ocasionales de Polonia, de donde escapó apurado antes de la invasión de 1939. Milagrosamente, todas sus posesiones fueron preservadas y rescatadas después de la guerra. Cuando debutó en New York en 1932, creó un frenesí de tanta magnitud que, inimaginablemente, debió conceder ¡33 bises! En años posteriores, solía depender de su formidable memoria para edificar sus imponentes recitales: ...sus partituras habían quedado en Polonia.

Fue un pianista genial. Hasta el fin de su vida vivió al amparo del tolerante clima de California.

De su discografía integral, hoy reeditada, destacamos como insuperadas las Variaciones Paganini de Brahms, Mazeppa de Liszt y las últimas Sonatas de Beethoven.

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