miércoles, abril 09, 2008

Prevalencia de lo agonístico y lo trágico

Ver su rostro en films y conocer de su vida comienza a ser la justificación de su forma agonística de dirigir y de su expresión facial trágica.

Posiblemente haya sido el más grande director ruso del siglo 20 y posiblemente no haya sido aún revalorizado lo suficiente. Ewgenij (Eugenio) Mrawinsky (1903-1988) nació en San Petersburgo y, al menos por afinidad, era un aristócrata. Ya en tiempos escolares se involucró en producciones de teatro y era acompañante de ballet en Leningrado. Entre 1924 y 1930 estudió en el Conservatorio de esa ciudad con dos genios de la batuta: Malko y Gauk. Debutó en 1929 y permaneció de 1932 al 38 en el Teatro Kirov. Obviamente aprendió de joven a coexistir con las privaciones ya que su familia perdió todos sus bienes por la Revolucion del 17, la que acabó con todos los ricos (excepto que fueran funcionarios) pero no con los pobres.

Fue quien estrenó la célebre 5ª Sinfonía de Shostakowitsch, compositor con el que estuvo asociado de por vida. Y desde 1938 hasta su muerte fue titular de la Filarmónica de Leningrado a la que elevó a niveles insospechados que hoy son comprobables fonográficamente. Citando un comentario sobre su estilo: “sus interpretaciones son literales en lo que a respetar el texto concierne, y su técnica es de tal envergadura que puede hacer que su orquesta sea tan precisa como él quiere escucharla. La textura es excepcionalmente clara y sus versiones no se ven afectadas por convencionalismos y frecuentemente suenan electrizantes en su efecto, teniendo por momentos cierta agitación. Su elección de los tempi siempre es interesante y a veces inusual...”.

Su discografía es inmensa y es un pecado que no puedan conseguirse sus discos de 78 rpm porque nos permitirían el contacto con el joven Mrawinsky. Lo más saliente y destacado de su legado conocido (pues deben haber tesoros aún enterrados): las últimas sinfonías de Tschaikowsky, la 7ª de Sibelius, obviamente todo su Shostakowitsch y dos hitos: el Poema del éxtasis de Scriabin y la 8ª de Bruckner.

Mrawinsky imperecedero y eterno, un modelo en la vida y en el arte.

No hay comentarios.: